En el número 1 de la calle de Vilches, esquina con la calle del Obispo Melo de Portugal, se levanta una de las casas con más historia y más interesantes de la ciudad. La casa fue donada a los jesuitas del Colegio de San Eufrasio de Jaén en 1668, por Don Bernardo de Ortega y Gámez, un rico hacendado de Valdepeñas. La donación incluía más casas y propiedades (entre ellas Navalayegua), con las que dotar la fundación de cátedras de Gramática en Jaén, pero casi nada se ha conservado. Como curiosidad podemos destacar la existencia de una magnífica bodega en la casa, toda ella construida con sillares de cuidada cantería. Bodega de la que en el siglo XVIII los padres de la Compañía de Jesús elaboraban los mejores vinos blancos de la provincia. Una casa que hermosea el patrimonio valdepeñero y engrandece nuestra historia. Que debe ser protegida.
A partir de estos días comenzaré a editar alguno de los artículos de D. Luis Caballero Pozo. La mayoría de ellos se publicaron en la Revista "Lugia" de Valdepeñas, entre los años 1986 y 1999. Comienzo hoy con esta reflexión personal, un ensayo magistral sobre la religiosidad. Espero que os guste. San Mateo el publicano, es único como cronista de la vida de Jesús. El publicano no necesita para irse con Jesús ni milagros, ni portentos, ni palabras. "Ven conmigo" le dice Jesús en Cafarnaum a las orillas del lago de Tiberiades, y Mateo abandona su puesto de cobrador de impuestos para siempre y lo sigue hasta la muerte, sin abandonarlo nunca. Con Jesús va a Jerusalén y allí presencia la culminación trágica de la historia del mundo, el crimen contra Jesús. Jesús habla y Mateo escribe, Jesús hace portentos y milagros y Mateo los consigna cuidadosamente. Mateo teologiza poco por su cuenta, él se ciñe principalmente a consignar lo que oye de la boca de su ...