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Mostrando entradas de diciembre 17, 2006

Tierra de Gigantes

Si entráis en las dulces vegas del Susana por la carretera que viene de Granada, dejando a vuestra espalda el hermoso valle del Genil, entráis poco a poco en una tierra áspera, a veces de rocas desnudas, a veces de lomas pétreas altas, muy altas, que un tiempo estuvieron pobladas de chaparros y de añosos quejigos y hoy están desnudas por los carboneros y los pastos abusivos. En los valles de éstas montañas nacen manantiales muy fijos; yo los he visto correr siempre, ahora menos caudalosos. Te vas asomando a las carreteras del Susana, más bien caminos vecinales, que serpentean por el valle desde los puertos hasta el viejísimo pueblo de Susana, que en otros tiempos fue colonia de campamentos romanos. A éste valle siempre verde, muy castigado por la avaricia de los hombres, que en otros tiempos tuvo otro nombre, desde la repoblación efectuada en tiempos de la reina Juana I se le llama, lo llamaron en la Reconquista, Valdepeñas, o valle peñascoso o hundido entre los valles de las enormes

Tres Sonetos al Cristo de Chircales

No quedan ya del sol destellos rojos, y las mozas de adornan con mantillas; y personas humildes y sencillas veo a tus plantas yo caer de hinojos. Por Caminos de Espinas y abrojos otras gentes te siguen de rodillas; y salen a rodar por sus mejillas lágrimas a raudales de sus ojos. Y a Ti se aferran con fervor profundo, a implorar tu favor, que, desde luego, seguro les darás Tú de por vida... No voy yo de esa forma por el mundo. Más si, implorante, a Ti un día llego, ¡no me niegues, Señor, lo que te pida! Antonio Gallego Estepa (1988) Su boca balbuce, ya casi inerte, palabras de perdón, que al cielo envía; "Padre -dice- no supo lo que hacía, el pueblo que me trata de esta suerte". Morirá Jesús, morirá el Dios fuerte, que no pudo aniquilar a quien le hería, mas quiso ser más fuerte todavía, perdonando al vil, que le dio cruel muerte. Permítenos Señor, que siempre amemos, tu imagen venerada de Chircales y que al pie de su Cruz te veneremos. Mas si igualmente viles te ofendemos, p