Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre 24, 2006

"JERUSALÉN, JERUSALÉN, QUE MATAS A LOS PROFETAS..." (Mateo, 37)

A partir de estos días comenzaré a editar alguno de los artículos de D. Luis Caballero Pozo. La mayoría de ellos se publicaron en la Revista "Lugia" de Valdepeñas, entre los años 1986 y 1999. Comienzo hoy con esta reflexión personal, un ensayo magistral sobre la religiosidad. Espero que os guste. San Mateo el publicano, es único como cronista de la vida de Jesús. El publicano no necesita para irse con Jesús ni milagros, ni portentos, ni palabras. "Ven conmigo" le dice Jesús en Cafarnaum a las orillas del lago de Tiberiades, y Mateo abandona su puesto de cobrador de impuestos para siempre y lo sigue hasta la muerte, sin abandonarlo nunca. Con Jesús va a Jerusalén y allí presencia la culminación trágica de la historia del mundo, el crimen contra Jesús. Jesús habla y Mateo escribe, Jesús hace portentos y milagros y Mateo los consigna cuidadosamente. Mateo teologiza poco por su cuenta, él se ciñe principalmente a consignar lo que oye de la boca de su

Una visita a las Colmenas

Las Colmenas son para el hombre un bien de primera necesidad desde los tiempos más remotos. De ellas extraemos la miel (suproducto más conocido y codiciado) y otros productos fundamentales y básicos (la cera, la jalea o el polen). En Valdepeñas su existencia debe de remontarse hasta los primeros seres humanos que habitaron en sus sierras y huertas. Nuestro paisaje vegetal es el idóneo para su desarrollo y supervivencia. En él encuentran las más variadas flores donde recolectar el polen y las sustancias que luego les permiten fabricar la miel y los otros productos. El testimonio escrito más antiguo que tenemos de su existencia habitual y de uso doméstico lo encontramos en Chircales. Allí existían para el abastecimiento de miel y cera de los ermitaños. Su cera iluminaba la iglesia del Santuario hasta hace pocos años. En época más reciente, su uso fue tan extendido que en cada casa existían colmenas (diseminadas por el campo o colocadas en los huertos de las casas) y era común que sus mor