
Valdepeñas es la tierra del aceite de oliva y en sus casas no puede faltar su consumo ni su aroma.
Pasada la feria y con la pérdida enorme de población, la gente se encierra en casa al anochecer y disfruta de la tele y de la cena en agradable conversación. En multitud de casas se elaborarn estos días sencillas cenas, a base de pan frito, y algún otro alimento ligero. El tomate de la huerta está en su apogeo y es delicioso consumirlo. Ricas ensaladillas y frituras son las cenas más habituales.
Esta noche volveré a notar el agradable olor a aceite caliente, a picatostes. Hasta el año que viene, me temo.