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La Iglesia de San Sebastián

De las siete ermitas que llegaron a existir en Valdepeñas se nos han conservado cuatro. La Ermita de Chircales, la Ermita del Parrizoso ("de Nuestra Señora de las Angustias"), la Ermita de la Cruz del Humilladero, al final de la Calle Vera Cruz (que ocupa hoy un garaje, aunque conserva la estructura original) y la Iglesia de San Sebastián (antigua ermita, que cambió de denominación al restaurarse y consagrase como "Iglesia", por D. Miguel Peinado, Obispo de Jaén), que nos ocupa hoy.

La Iglesia de San Sebastián se construyó pocos años después de la Fundación de Valdepeñas, aunque las noticias sobre su existencia y culto son escasas, limitándose a la venta para el sostenimiento del culto de nueces que producían dos nogales del huerto de la misma, lugar que hoy ocupa el antiguo cementerio.
El templo es una construcción muy sólida, diseñada para salvar el desnivel que existía entre el nivel del acceso al templo y el cercano cauce del río (unos 10 metros). En sus cimientos y en la parte inferior de los muros laterales es obra del siglo XVI, aunque el impulso definitivo (en el que adquirió la fisonomía actual) se dio durante el episcopado de Fray Diego Melo de Portugal (1785-1816), que patrocinó a sus expensas la reforma y la fundación del nuevo templo y la construcción de la cerca de piedra que acogería el nuevo cementerio, dejándose de realizar enterramientos en la Iglesia Parroquial. Ese patronazgo se ve reflejado en la hornacina de la fachada que contiene una lápida con inscripción (que reproducimos en la imagen), cuya traducción es la siguiente: "Dios Omnipotente Máximo. Diego, Obispo de Jaén, reinando Carlos (IV) erigió y fundó ésta obra a su costa. 1807."


El templo es de planta de cruz latina, con bóveda de cañón iluminada por una ventana circular, situada en la portada (motivo arquitectónico que se repite idéntico en el Santuario de Chircales) y cuenta con una bóveda de media naranja en el crucero, con molduras circulares en las pechinas que debieron de acoger pinturas al fresco. El presbiterio está elevado sobre el suelo de la iglesia y posee dos púlpitos de hierro forjado a ambos lados. En la actualidad acoge la mesa de altar y un manifestador que contiene el Sagrario. Sobre éste y en la pared se aloja una bella imagen de un crucificado, de factura moderna. En 1782, el presbiterio acogía una imagen de San Sebastián con cuatro candeleros de metal dorados.


En el lado del Evangelio (el de la izquierda) se situaba el altar de San Diego de Alcalá, que contenía una imagen del Santo, dos candeleros de metal dorado y una cruz dorada con Cristo. Actualmente la hornacina la ocupa una imagen muy reciente de San Sebastián, titular de la iglesia. Frente al altar se abre una puerta que da acceso a dependencias de la ermita. En el testero central se aloja una pequeña imagen de la Virgen del Pilar y una vidriera con la imagen del Stmo. Cristo de Chircales.

En el lado de la Epístola estaba situado el altar de San Nicolás, con una imagen del santo e idéntico ajuar litúrgico que el de San Diego de Alcalá. En la actualidad la hornacina la preside una imagen de San José y el testero central lo ocupa una talla excelente de Cristo Yacente obra del escultor tosiriano, Giménez Martos, recientemente restaurada. Sobre ésta aparece una imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro. En el otro testero se abre la puerta de la Sacristía.

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